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La pesca lanza un SOS con la caballa ya a las puertas

Arrastre y lanchas fían el año a esta campaña pero el precio del gasóleo amenaza el sector al subir desde 2021 y desbocarse por la guerra

PESCAR o no pescar, la decisión ante el desbocado precio del gasóleo no es sencilla. Una Europa en guerra desaconseja la confrontación económica interna pero pescadores (y ganaderos) reclaman a los gobiernos y la Unión Europea medidas de choque que ayuden a mantener la actividad a flote. Porque, además, el momento es delicado en relación a toda la industria conservera y congeladora, y con aspectos insospechados.

¿VAN A SALIR AL MAR LOS ARRASTREROS Y FLOTA DE GRAN SOL?

Pese a quejas y cuestiones sin resolver, todo parece indicar que continuarán pescando. En el arrastre de litoral, con barcos que necesitan más de 2.000 litros diarios de gasóleo para tirar y virar el aparejo, resulta inminente el inicio de la campaña de la caballa, indispensable para salvar el año. Algunos barcos mariñanos y de Ribeira con mucha cuota ya están faenando a la altura de Santander junto con los locales, en los grandes bancos de xarda que en poco más de una semana también arribarán a la costa mariñana. “Teremos que tomar algunha decisión pero non sabemos aínda se cubrirá saír a faenar”, dice un patrón. Puede que alguna tripulación se tome una semana de vacaciones, pero la campaña no deberían dejarla pasar en blanco. Es dinero para el barco y para mucha gente en tierra que entra de refuerzo en las lonjas y comercializadoras. Pero, aparte, entre los clientes más importantes de este pescado estaban países como Polonia y otros del centro de Europa, cuyos mercados recibían la caballa como fuente de proteína asequible. Falta saber qué ocurrirá ahora en plena crisis bélica y de refugiados ucranianos. Este viernes el arrastre mariñano no salió a faenar pero fue más bien por el empeoramiento del estado del mar y porque es un viernes flojo de venta, a la espera de lo que ocurra en próximos días con la campaña de caballa en la que ya se aplican vascos y cántabros, con cuotas por barco.

LOS PRECIOS DEL PESCADO Y AYUDAS SERÁN DETERMINANTES

Está claro que la actual crisis dista de parecerse a la generada hace años y que llevó en 2008 a los armadores a manifestarse a las puertas del Ministerio de Pesca pero, como este viernes reconocía a Efe el jefe de flota de Celeiro, Jesús Lourido, están a la expectativa sobre los precios del combustible y del pescado. El primero descendió ligeramente por debajo del euro el litro tras las tensiones de la semana en los mercados y, para un puerto tan centrado en la merluza de Gran Sol, la escasa cotización de la misma puede ser en parte coyuntural ya que en esta época el cliente todavía está con la resaca del Carnaval, en el que la carne manda en las mesas. De hecho, para muchos pincheiros y volanteros suele ser el momento de pausa tras el período fuerte de las mareas de Navidad y Año Nuevo.
“Es una situación compleja, las empresas tendrán que tomar una determinación, pero acabaremos saliendo al mar, aunque sea a pérdidas. Los créditos hay que pagarlos y las tripulaciones tienen que recibir sus salarios”, decía Lourido. Y como ocurrió en la pandemia, el ministerio animará a continuar en la cadena alimentaria. El titular de Pesca, Luis Planas, adelantó que la respuesta al problema de los carburantes tiene que ser a escala europea y la barrera del euro por litro es bastante psicológica en muchos países de la UE.

UN 107% DE SUBIDA ESTE AÑO Y EL 22,8% EL DÍA DE LA INVASIÓN

La patronal europea de pesca, de la que forma parte la española Cepesca, envió a los responsables comunitarios un SOS por el repentino encarecimiento de los precios energéticos y de la logística a raíz de la invasión rusa a Ucrania. El incremento venía de antes pero el día de la intervención militar, el 24 de febrero, el gasóleo subió un 22,86%, hasta los 0,68 euros. “En los últimos 14 días casi se ha duplicado el precio, pasando de 0,668 a 1,16 euros, pero esto después de que en 2021 ya subiera un 58,64% desde principios de año. Si nos centramos en este 2022, la subida ya es superior al 107%”, indican desde Cepesca. El gasóleo marino B (ya bonificado) puede llegar a suponer hasta el 40% de los costes de actividad y en el caso del arrastre de litoral puede superar el 50% de los gastos de explotación, pues muchos barcos necesitan entre 500.000 y 600.000 litros al año. En otros segmentos de flota la factura también es elevada pues España depende mucho de sus pesqueros en aguas lejanas. “Un pesquero de palangre de fondo dirigido a la merluza en aguas comunitarias consumirá entre 350.000 y 550.000 litros de gasóil al año, dependiendo del tamaño, y su facturación oscilará entre 1,1 y 2 millones de euros al año”, explican desde Cepesca. Y para el caso de “un buque de palangre de superficie (de los que pescan tiburones y pez espada) necesita en el Atlántico Norte o Sur entre 450.000 y 550.000 litros al año. Dependiendo del tamaño, la facturación anual puede rondar entre 1,1 y 2 millones de euros y la media estará entre 1,3 y 1,5 millones”. Hay armadores mariñanos que también poseen barcos grandes de este tipo en el Índico, que apenas tocan puertos españoles y ahí ya entran los gastos de las logísticas, pues el envío de capturas en contenedores desde otros continentes e incluso desde las Azores a Vigo y Portugal ha duplicado y triplicado su coste.

¿QUÉ SE PODRÍA HACER EN EL CORTO PLAZO?

Los armadores proponen recuperar medidas excepcionales adoptadas en 2015 cuando Rusia se había anexionado Crimea y se aumentó una flexibilidad en las cuotas interanuales del 10 al 15%. Si la crisis no permite pescar los cupos de este año, quieren recuperar hasta un 25% en 2023. Otras que han salido a la palestra son ayudas de minimis o bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social porque la situación puede volverse “insostenible”, según el presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Basilio Otero, que juzga más oportunas las ayudas y seguir pescando que no costear el desempleo a los marineros. Antes, el Gobierno confía en desactivar el paro del lunes entre los pequeños transportistas -de los que también dependen barcos y lonjas- que abastecen los mercados y ayer el director general de Transporte Terrestre, Jaime Moreno, esbozó un plan nacional de respuesta a la crisis. Porque todo es una cadena. Las empresas frigoríficas sufren con el transporte y la electricidad pero la propia conserva, tan potente en Galicia, ve encarecerse el transporte en contenedores y las latas de aluminio. Si escasea el aceite de girasol y el propio pescado, será un estocazo.

 El Progreso – Xabier Lombardero

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