Un entorno geopolítico marcado por la inestabilidad y la incertidumbre, el incremento de costes, la inflación, decisiones europeas con una clara deriva medioambientalista, la falta de relevo generacional, y el cada vez más preocupante descenso del consumo de pescado están afectando a la competitividad y rentabilidad de las empresas pesqueras.

Esa mengua en la capacidad competitiva, y unas menores ganancias a consecuencia de estos y otros factores ha vuelto a poner a prueba nuestra capacidad de resiliencia. Hemos hecho mucho énfasis en la diferenciación de nuestro producto, en estrechar los lazos con nuestros clientes y llegar a nuevos y potenciales compradores y consumidores. También hemos apostado por poner en valor la profesión.

Tras la merluza, y por importancia del volumen subastado se sitúan el lirio, con 1,05 toneladas (8,21 % del total comercializado en la lonja); la sardina, con 533 toneladas (4,17 % del total); la caballa, con 446 toneladas (3,67 %) y el bonito del norte con 135 toneladas (1,06 %). La merluza y el lirio también ocupan las primeras posiciones en cuanto a valor. La merluza registró un valor en primera venta de 41,02 millones de euros (un 87,12 % del total). Y ya, a mucha distancia, el lirio, con 667.033 euros (1,44 % del total). Con valores similares al lirio, están las dos siguientes especies más relevantes en términos de facturación: el bonito del norte, con un valor en primera venta de 612.293 euros, y la caballa con 608 364 euros.

En cuanto a los precios medios registrados en 2023 para las cuatro especies con mayor facturación en lonja, en el caso de la merluza fue de 4,24 euros/kilo (4,20 €/kg en 2022), para el lirio de 0,65 €/kg (0,80 €/kg en 2022) ; para el bonito del norte de 4,52 €/kg (4,44 €/kg en 2022); y para la caballa de 1,30 €/kg (1,69 €/kg en 2022).