La flota reacciona al intento de vetar la venta de aletas de tiburón
La flota reacciona furibunda al intento de vetar la venta de aletas de tiburón para evitar el «finning»
La patronal comunitaria recalca que no realiza esa práctica ilegal y que, además, tendría pérdidas si tirara el cuerpo y solo vendiese las extremidades
Ya lo dijo por activa y por pasiva cuando la Comisión Europea se empecinó en aplicar la política de aletas adheridas a sus capturas de tiburón: que la flota palangrera de superficie comunitaria no hace finning (pescar escualos para quedarse solo con la extremidad y descartar el cuerpo). Y ahora más que repetirlo ha tenido que gritarlo en la Eurocámara, en una audiencia pública organizada para debatir la iniciativa ciudadana Stop Finning, stop the trade, que busca prohibir el comercio de aletas para frenar esa práctica ilegal.
La flota europea ha reiterado que no hace finning. Ya no solo porque esté prohibido por todas las organizaciones regionales de pesca (ORP) o porque los barcos estén obligados a descargar sus capturas de tiburón con las aletas en su sitio, sino porque no le sale a cuenta. Marraxo y quenlla, las dos especies de tiburón que descargan los buques europeos, son para esta flota como el cerdo a la agricultura: «Se aprovecha todo», dijo Daniel Voces, director general de Europêche, la patronal comunitaria en la audiencia celebrada el lunes en Bruselas. «Nosotros valoramos, comerciamos y comemos la carne de tiburón», espetó a quienes tratan de prohibir el comercio de aletas de tiburón. Tanto es así que la pesca de escualos no sería rentable sin la venta de los cuerpos: «Los ingresos que obtienen los pescadores por su comercialización representan alrededor del 60% del total, el 40% restante proviene de la venta de la extremidad», que solo suponen el 5 % del peso total del tiburón. Así de sencillo.
Voces explicó en el foro que la mayoría de las capturas de tiburones de la flota europea en todos los océanos se transportan al puerto de Vigo, donde finalmente se separa la aleta del cuerpo. La carne se vende en muchos países de la UE, en América del sur y antes de la invasión, en Rusia y Ucrania. Las aletas, por su parte, se envían a países asiáticos y EE.UU.
Reta además a que den pruebas de que se hace finning sacando a la luz alguna sanción que haya recibido al respecto la flota de la UE por esta práctica. La patronal comunitaria señala que el comercio de marraxo, quenlla y demás ejemplares de tiburones está exageradamente controlado. Para empezar, no pueden pescar aquella especie en todo el Atlántico. Y en cuanto a la quenlla, de mayor distribución geográfica y de rápido crecimiento, su aleta es «fácilmente distinguible» para los inspectores.
Así que, como expuso Europêche, en el foro, prohibir como sugiere la iniciativa ciudadana una actividad económica perfectamente legal y sostenible en Europa, generaría graves perjuicios económicos a la flota europea, en especial a la gallega, casi en balde, porque eso llevaría a «trasladar el procesamiento y el comercio de nuestras capturas a terceros países y la demanda asiática se cubriría con aletas de otras flotas con estándares más bajos».
Eurodiputados gallegos como aliados
El sector tuvo como aliados a los eurodiputados gallegos. Francisco Millán, del PP, y Ana Miranda, pusieron la mano en el fuego por las prácticas sostenibles de la flota espadera comunitaria, en su gran mayoría gallega. «El problema no es la flota de la UE», espetó el popular. También la nacionalista defendió las buenas prácticas de estos barcos que, además, desarrollan un proyecto de mejora de pesquería, el FIP Blues el único del mundo, además, que involucra a una especie de tiburón.
Fotografía: Philip Thurston