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¿A la UE le importa más la política verde que su flota y los alimentos esenciales que captura?

«Se centra demasiado» en el medioambiente, opinan eurodiputados que llaman a «valorar más la importancia estratégica de la pesca»

Todo comenzó en el 2009, cuando la Comisión Europea «publicó un Libro Verde con su visión» de cómo debería gestionarse la Política Común de Pesca (PPC) en la Unión Europea (UE). Cuatro años después la reformó, trazando rumbos que se han visto obligados a seguir los pescadores. Al mismo tiempo que crujen las cuadernas del buque donde navegan todos los que apuestan por vivir del mar, siempre cuidándolo con esmero porque sin él pierden su sustento, colectivos que se erigen en salvadores de los océanos seducen a los políticos que deciden. A semanas de que venza el plazo para que la Comisión le presente al Consejo y al Parlamento Europeo su evaluación de la PPC y la hoja de ruta que propone, aflora el eterno debate. ¿A la UE le importa más presumir de abanderada de la protección del medio ambiente que sus pescadores y los alimentos básicos y sanos que suministran? Eurodiputados como el español Gabriel Mato (PP) responden poniendo proa al temporal, con respeto pero sin miedo, como los marineros: «Los objetivos actuales de la PPC se centran demasiado en las consideraciones medioambientales».

Es uno de los mensajes de la resolución que, como ponente, le propone a la Eurocámara para transmitirle a la Comisión y al Consejo. Comienza recordando los objetivos de la PPC, entre los cuales subraya que «debe velar por que las actividades de pesca y acuicultura sean medioambientalmente sostenibles a largo plazo y se gestionen de forma coherente con los objetivos de lograr beneficios económicos, sociales y laborales, y de contribuir a la disponibilidad de alimentos».

Empleo y riqueza

Sin embargo, se «lamenta» porque desde el 2014 se ha «centrado principalmente en el aspecto ambiental, como requisito previo y a expensas de consideraciones socioeconómicas y de seguridad alimentaria» en una UE donde se importan siete de cada diez productos de la pesca y la acuicultura que se consumen y donde sus 81.000 barcos generan directamente 108.000 empleos.

Comparte con los Veintisiete, con las oenegés que jalean su política verde y con los pescadores «que la salud de las poblaciones pesqueras y la protección de la biodiversidad es una condición sine qua non para un sector pesquero económicamente viable».

Sentada esa premisa, Mato pone el acento en que la PPC no ha sido diseñada «simplemente para tener recursos pesqueros más abundantes o menos sobreexplotados, sino también, o principalmente» para procurar los niveles máximos sostenibles de capturas. Con un doble propósito: garantizar el suministro de alimentos y la riqueza y los empleos de la flota y de toda la cadena que hace posible que el pescado llegue del mar a la mesa.

Objetivos «alcanzables»

El europarlamentario español sostiene que las políticas pesquera y verde «deben alinearse, pero los objetivos medioambientales no pueden prevalecer». En su opinión, la PPC «necesita un cambio de paradigma, de objetivos rígidos y poco realistas a objetivos pragmáticos y alcanzables». Aboga por una renovación «radical» en la que Comisión y Consejo «valoren más la importancia estratégica de la pesca» como proveedora de alimentos y como pilar socioeconómico.

Centrarse en la conservación de los peces y el control de la flota provoca «desconfianza de los pescadores hacia los políticos, porque las medidas no son adecuadas y carecen de base científica sólida», además de su «indignación» pues se sienten criminalizados por el mero hecho de capturar alimentos esenciales en una nutrición sana y equilibrada.

«Credibilidad en entredicho»

Mato también llama la atención sobre la «desconfianza por parte de la sociedad» al ver cómo quienes deciden en la UE «han fracasado» porque en el 2022 siguen pendientes metas de la PPC acordadas en el 2013. Entre otras razones porque la experiencia demuestra que algunas «son imposibles de alcanzar y otras extremadamente difíciles de poner en práctica». Cita a los científicos, quienes reconocen que no es viable pretender que todas las especies se exploten al mismo tiempo en pesquerías multiespecíficas dentro del umbral que no comprometa su supervivencia, el dogma del rendimiento máximo sostenible. Y recuerda las «grandes dificultades» de la flota para cumplir la prohibición de los descartes.

Porque «la credibilidad de la UE está en entredicho», el eurodiputado llama a la Comisión y al Consejo a marcarse retos «realistas y alcanzables», contando más con la flota en la toma de decisiones y restableciendo y promoviendo «la imagen del noble y difícil oficio de los pescadores».

 La Voz de Galicia – S. Serantes

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